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  JOHN WILLIAM COOKE
  Carta a Juan José Hernández Arregui
 

Carta a Juan José Hernández Arregui

 

La Habana, 28 de Septiembre de 1961.

 

 

Mi estimado amigo:

   Con  intensa satisfacción he leído su carta del 31 de Agosto, no solamente porque a través de ella retomaba contacto con Ud. sino también porque, como siempre, su enfoque es justo y va certeramente al fondo del problema nacional y latinoamericano. Por lo que Ud. me dice, veo que mi permanencia en Cuba contribuye a deslindar una serie de problemas, que siendo claros cuando se analizan con buena intención y espíritu científico, se presentan, sin embargo, confusos y retorcidos. Es que nuestro movimiento popular – y el Peronismo en primer término – se debate en medio de contradicciones ideológicas que no reflejan las reales contradicciones de la sociedad argentina.

   La esencia del drama de nuestro Movimiento es que, mientras su único destino y su única chance de sobrevivencia está en reconocerse como una fuerza de extrema izquierda, sufre las influencias de la propaganda reaccionaria que desata desde afuera y desde adentro de su propio seno. Cinco años de lucha abnegada no han tenido el complemento indispensable de la clarificación y afirmación ideológica. Influyen sobre el Movimiento los nacionalistas reaccionarios, los ultracatólicos, los “integracionistas” y además elementos de propaganda. Dentro del Peronismo, con su masa obrera dispuesta a alzarse contra todos los mitos “occidentalistas” gravitan desproporsionadamente los que no tienen otra visión otra visión que el programa de 1945. Lo que entonces fue progresista es ahora reaccionario pero en cada dirigente no esclarecido vive una llamita de esperanza en el golpista de turno o en la reestructuración de aquel frente de quince años atrás, ya imposible en las actuales circunstancias. Los “dirigentes” que nos vienen tocando en suerte o están congelados a 1945, o ven al movimiento como el Cruzado del cristianismo, o son pura y simplemente cabezas huecas que alternativamente llenan de tres o cuatro ideas trasnochadas los consejeros de turno. Existe también el mito de la mayoría, que consiste en creer que la indeterminación ideológica y el vacío programático sirven para mantener una “unidad” basada en la suma de elementos heterogéneos.

   Lo triste es que nuestra masa está madura para cualquier cosa, y que al agudizarse la política entreguista y antipopular se crean condiciones para pegar un gran salto adelante en el esclarecimiento de las raíces de los males argentinos y de las formas de terminar con ellos. El Peronismo, en tanto cumple una función importantísima al mantener la unidad de esa masa y evitar que se la desvíe hacia reformismos democráticos-burgueses, simultáneamente puede trasformarse en un freno para el avance ideológico, sin el cual ningún planteo será correcto y ninguna acción fructífera. Que los hechos superan a las abstracciones es algo que todos sabemos; pero también sabemos que las masas necesitan direcciones esclarecidas, que desarrollen sus impulsos y les den coherencia.

   El problema Cuba. Piedra de toque, puede servir para introducir un poco de luz en cosas que se están oscureciendo a propósito. Como durante nuestro gobierno, la masa está dispuesta a acentuar la línea revolucionaria y el Jefe también: la falla está, como siempre, en las estructuras intermedias entre Perón y la masa. He recibido una carta de Perón referida exclusivamente a la Revolución Cubana, en la que se expresa terminantemente (espero que Tristán se la haya mostrado). En otra posterior, se manifiesta de acuerdo conmigo en seis tesis que le proponía, y me dice que toma las medidas necesarias para que se cumplan. Consistían esas proposiciones, en suma, en lo siguiente:

1.      Acentuar la línea revolucionaria, no solamente en los hechos, sino fundamentalmente en los planteos ideológicos.

2.      La teoría de influir sobre los “factores de poder” (Ejército e Iglesia) es reaccionaria. Es preferible perder, cuanto antes, a quienes participan de ella. Ello se compensará ampliamente porque podremos llevar en común la lucha con grupos no peronistas (izquierdistas de distinto origen, estudiantes, etc.)

3.      Esperar la “legalidad” que nos dará la oligarquía es pensar con mentalidad politiquera. La mayoría no sirve para nada si la reservamos para una hipótesis que no se dará (la de que se efectúen elecciones libres con nuestra participación)

4.      El objetivo del Peronismo no es la defensa de los “Valores de Occidente". Quienes piensen eso tienen que irse a los partidos “tradicionales” o la democracia cristiana. La Tercera Posición no implica neutralidad frente a las luchas de los pueblos coloniales por liberarse.

5.      Romper la unidad con el MUCS sería un gravísimo error. La unidad de la clase trabajadora es indispensable, debe mantenerse sin otra exclusión que la de los amarillos y la de los que sirven al gobierno.

6.      El apoyo a la Revolución Cubana no es un asunto secundario. Está vinculado con el movimiento de masa de toda Latinoamérica. El verdadero enemigo es el Imperialismo y sus instrumentos: Cuba está afrontando el peso de combatirlo y debe tener un apoyo nuestro activo.

   La aceptación por parte del General de estos puntos de vista era cosa que yo descartaba: lo considero el más revolucionario de los dirigentes peronistas. Pero una política semejante requiere elencos más adecuados que los actuales que son infalibles en equivocarse siempre. No obstante siempre es un progreso y creo que llegará el día en que por sobre las falsas estructuras dirigentes se pueda erigir, como consecuencia directa de los hechos y de su justo análisis por las masas, una conducción apta. Si bien he formulado algunos reparos a declaraciones y posiciones que me parecían contrarrevolucionarias (por ejemplo, aquella declaración del Consejo Supervisor de la Central obrera tenía por misión “corregir los excesos del Capital y del Estado. Actuando como fuerza moderadora”) , me he abstenido cuidadosamente de verme envuelto en luchas internas del Peronismo, que se desarrollan por procedimiento para los cuales no tengo vocación. Pero en ningún momento he descuidado la prédica ideológica, a la que atribuyo más importancia que cualquier modificación circunstancial de elencos.

  Lo que me dice de la izquierda no peronista me parece muy acertado. Aquí h tenido que hacer una intensa labor de divulgación, mediante cartas y conversaciones, conferencias, etc. , porque a la campaña de la oligarquía y el imperialismo, el Peronismo tuvo que soportar la de la “izquierda” del continente. La Revolución Cubana ha hecho ver con claridad el problema del Peronismo, máxime cuando los enemigos son los mismos, desde la SIP y Jules Dubois hasta los “izquierdistas” estilo Haya de la Torre, Betancourt, Figueres, etc. No todo está todavía en claro, porque Ud. comprenderá que aunque esa tarea es importante  y ha motivado mis preocupaciones, no he podido limitarme a ella: he preferido ayudar en la medida de mis fuerzas a la Revolución Cubana por medio de conferencias y artículos. Contribuyendo a los problemas fundamentales del problema cubano se aclara, automáticamente, el problema argentino y del Peronismo.

  Esa izquierda "no irrevocablemente perdida", como Ud. Dice, tendrá papel fundamental en el frente nacional de nuestra Patria. Poco a poco, si nosotros nos afirmamos en nuestro verdadero carácter, irá superando sus limitaciones pequeño-burguesas y su extranjerismo culterano. Los energúmenos de la derecha peronista (me refiero a muchos activistas que están influidos por los católicos o por el nacionalismo reaccionario) se dejan llevar al juego de la provocación y eso conspira contra la integración de un frente con las demás fuerzas, pero redoblando nuestros esfuerzos creo que superaremos la actual maraña.

  La "Carta de La Habana" es un programa de acción revolucionario que me parece interpreta los sentimientos de las masas latinoamericanas. Y el discurso de Fidel en la UN es una valiente acusación a las fuerzas e intereses que oprimen a las naciones semi-coloniales de Asia, Africa y Latinoamericanas. Si los jóvenes que no entendieron al Peronismo se sienten, al menos, atraídos por este liderazgo afirmado en acciones y actitudes que son orgullo de todos nosotros, la unión se irá consumando. Pero a condición de que, mediante planteos correctos, se les vaya haciendo ver cuál es el camino. Porque aquí hay quienes vienen y juran morir por la Revolución  Cubana y dar su sangre por la liberación latinoamericana, pero después vuelven a sus países respectivos y luchan por "obtener la legalidad" o tonterías semejantes. La sangre latinoamericana, que se derrame no puede ser exclusivamente cubana: aquí lo que sobra es gente dispuesta a morir; así que los que aspiren a ser héroes que se dispongan a repetir la gesta cubana en la tierra donde nacieron; y no vicariamente mediante adhesiones líricas.

  Hay otro problema que quiero mencionarle: el de los intelectuales argentinos que, como UD., no pertenecen a los grupos que han tenido siempre montada su maquinaria de difusión y propaganda. Cuando llegué aquí me encontré con que en "Lunes de Revolución", el semanario literario del órgano del Movimiento 26 de Julio, en todos los números se comentaba la obra de González Lanuza, Victoria Ocampo, Borges, etc. El único escritos no perteneciente a ese círculo que se conocía era Martínez Estrada, que el año pasado ganó el concurso de la "Casa de las Américas". Sobre esto hablé con los compañeros de aquí, y en los grupos realmente revolucionarios hice conocer el nombre y la obra de tantos intelectuales argentinos que están con nuestro pueblo y no con sus elites expoliadoras. Por una verdadera coincidencia encontré, en una biblioteca particular, un ejemplar de "Imperialismo y Cultura", que hice circular hasta que le perdí la pista y algún entusiasta se quedó con él. Pero lo importante es que aquí se conozca la obra de Uds. Algunos episodios producidos antes de los festejos del 26 de julio impidieron que se llevasen adelante el plan, ya aprobado, de invitar a una serie de personalidades argentinas entre las cuales estaba Ud., Pepe Rosa, Trípoli, Reynaldo Frigerio, Fermín Chávez, etc. Pero es preciso que mis esfuerzos de aquí se complementen allá, porque siempre hay los snobs que tienen contacto con el grupo "Sur" o creen que en él se agota la intelectualidad argentina.

  Por vía del Ministerio de Relaciones Exteriores se han pedido una serie de libros argentinos que yo indiqué. Pero, por si algo falla o algunos de esos libros no son obtenibles fácilmente, le ruego que Uds. tomen medidas para que lleguen las publicaciones de esos escritores. Ud., Trípoli, Fermín, etc. deben tomar contacto con gente del gobierno cubano; no conozco al agregado cultural en Bs. As. , pero en Montevideo está la Sra. Dysis Guira (esposa de Latendorf) por medio de la cual deberían tomar contacto y hacer llegar información sobre el movimiento intelectual progresista.

  Aparte de ello, creo que deberían enviarse algunos libros fundamentales a la "Casa de las Américas" - calle G y 3ª, Vedado, Habana  -, a la Imprenta Nacional(prado 553, piso 4°, dirigidos a Guillermo Lorentzen) y a "Lunes de Revolución" (General Suárez, entre Ayesterán y Calzada de Rancho Boyera - La Habana; dirigidos  a Guillermo Cabrera Infante). Uds. verán la forma de que lleguen por la vía más barata, pero estando aquí serán leídos y comentados.

  La "Casa de las Américas" ha abierto un concurso - cuyas condiciones deben tener las Embajadas de Cuba- que tal vez sería interesante para algunos de Uds. Volviendo al envío de libros; si eligen una vía que no demore mucho, pueden hacérmelos llegar a mí (Hotel Riviera, La Habana) que yo me encargaría de distribuirlos convenientemente.

  Y ahora, un pedido personal. Estoy escribiendo sobre Cuba, y sigo preparando uno sobre Argentina. Necesito para mis estudios, tener "Imperialismo y Cultura", y también un ejemplar de un nuevo libro que, según he leído en alguna parte, Ud. Acaba de publicar. SE los he pedido a Tristán, pero no sería extraño que encuentre dificultades para conseguirlos. ¿Sería Ud. Tan amable de conseguírmelos? Creo que Ud. Se los hace llegar a alguno de los compañeros de Montevideo, Tristán o López Forastier, con encargo de que me los envíen urgentemente, yo podría tenerlos cuanto antes, y eso me sería muy útil porque aquí doy conferencias y escribo artículos continuamente y necesito material.

  Bueno, estimado amigo. Tendría muchas cosas que decirle, pero deseo que esta carta salga hoy mismo. Le Reitero mi fundamental optimismo, pese a todo cuanto parece interponerse en nuestro triunfo: en eso coincidimos, porque vemos el proceso en profundidad y no nos dejamos desviar por lo episódico. Todo el país está viviendo en la mistificación: los ucris hablan de "liberación", los radicales del pueblo de "antiimperialismo", los militares de "democracia" y los demás partidos y partiditos no escapan a esta confusión, en parte producto de la demagogia y la mala fe, pero también debida en apreciable medida a un desorden mental que acompaña al desorden político - social. Por encima de los altibajos de la acción popular, hay que mantener una línea bien clara de pensamiento, porque hacia ella confluirán eventualmente todas las fuerzas de liberación. De ahí que su trabajo tiene importancia trascendental, y antes de lo que se piensa podremos comprobar que esa vanguardia ideológica no está perdida en las brumas de la utopía sino directamente al frente de las masas, indicando una ruta que pronto será clara para todos.

   Mi esposa me pide lo salude muy especialmente. Lo abraza afectuosamente.

 

J.W.C.

 

 

 

 
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